Hay
una diferencia básica entre el concepto "problema" y "ejercicio". No es
lo mismo hacer un ejercicio que resolver un problema. Una cosa es
aplicar un algoritmo de forma más o menos mecánica, evitando las
dificultades que introduce la aplicación de reglas cada vez más
complejas, y otra, resolver un problema, dar una explicación coherente a
un conjunto de datos relacionados dentro del contexto. La respuesta
suele ser única, pero la estrategia resolutoria está determinada por
factores madurativos o de otro tipo.
La
estrategia de resolución de problemas es mucho más rica que la
aplicación mecánica de un algoritmo, pues implica crear un contexto
donde los datos guarden una cierta coherencia. Desde este análisis se
han de establecer jerarquías: ver qué datos son prioritarios, rechazar
los elementos distorsionadores, escoger las operaciones que los
relacionan, estimar el rango de la respuesta, etc.
Una
parte importante de los errores en la resolución de problemas son las
dificultades de comprensión lectora. La tendencia de operar todos los
datos presentados, venga o no a cuento, certifica esta falta de
comprensión global. Por otra parte, los alumnos resuelven mejor los
problemas si alguien se los lee que si los lee el mismo. Ello constituye
un error pedagógico muy frecuente, porque cuanto más facilitemos los
adultos el aprendizaje, menor será el esfuerzo del alumno por aprender y
por tanto menor será el aprendizaje.
No
todos los alumnos llegan a comprender los contenidos matemáticos
fijados en los curriculums oficiales de la enseñanza obligatoria: unos
no pueden y a otros no les interesan lo más mínimo..., pero a todos les
será necesario un cierto dominio en la comprensión de órdenes escritas y
una cierta fluidez en la utilización de conceptos básicos tan
necesarios para su futura ocupación laboral como para su vida.
El
alumno dedica muy poco tiempo a la resolución de un problema. La
dificultad no conlleva significativamente más tiempo de dedicación a
resolverlo. En parte ello es consecuencia de la falta de hábitos en
esforzarse por conseguir las propias metas. Es una obviedad, no sólo que
no disfrutan ante los retos intelectuales sino, que no están dispuestos
a "malgastar" el tiempo pensando. Sería conveniente intentar romper
este círculo vicioso y hacerles disfrutar de los resultados logrados a
través del esfuerzo y dedicación.
LIC:RENE DAVILA /060112
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