lunes, 16 de enero de 2012

VOCACIÓN DEL DOCENTE Y LA CALIDAD DE LOS APRENDIZAJES.





La pobre calidad educativa de los bachilleres que reflejan los exámenes de admisión de las universidades públicas ha dado lugar a que destacados educadores presenten propuestas de solución a este problema de interés nacional.
Las soluciones que presentan nuestros educadores las podemos resumir así:
* Retomar el examen oral y público que se practicaba hace 70 años como requisito previo al otorgamiento del Diploma de Bachiller.
* Motivar a los docentes, mediante un incremento sustancial de sus salarios, los cuales son los más bajos de Centroamérica.
* Revisar planes y programas de estudio y lograr una mejor coordinación del Subsistema de Educación 
* Media con el Subsistema de Educación Superior.
* Capacitar mejor al docente en metodologías y técnicas de enseñanza y desterrar el aprendizaje memorístico y repetitivo.
* Proveer a la escuela de materiales didácticos, de apoyo a la enseñanza.
* Mejorar la infraestructura de los centros escolares y evitar el congestionamiento en las aulas.
Todas estas sugerencias son valiosas, son buenas, pero lo cierto es que ninguna de ellas se refiere a la causa principal del problema. Al respecto considero, que la causa primera de la baja calidad de la educación media nicaragüense no está en los programas de estudio, ni en los salarios de los docentes, ni en la capacitación profesional que reciben, ni en los materiales didácticos y edificios escolares. Está en la falta de vocación de los maestros.
¿Cómo es posible que casi todos los bachilleres que desean estudiar en la UNAN – Managua distintas profesiones, tengan pobres resultados en los exámenes de admisión de matemáticas y español, siendo que es la misma UNAN-Managua la institución que forma los profesores de Secundaria de matemáticas y español?
La explicación la encontramos en la falta de vocación de quienes a falta de otra opción, se ven precisados a seguir estudios de magisterio en la Universidad, para no quedarse sin profesión futura.
Solo si hay vocación de educador hay amor por la enseñanza e interés por ser día a día mejor como maestro y como modelo de conducta del educando. La formación científica y pedagógica no basta para hacer buenos educadores si no va acompañada con la vocación. “¡Cuantos profesores vemos hoy, llenos de técnicas pedagógicas, presumiendo de un modernismo pedante y, sin embargo, tienen en sus tareas educativas resultados mediocres!” (Tomás Alvira, “Calidad de la Educación: Calidad del Profesor”)
Si hay vocación, el maestro supera la pobreza de los currículos y planes oficiales de estudio, las limitaciones de textos y las condiciones adversas de los edificios escolares. Viene a mi memoria la película “El Profe”, de Cantinflas, que con humor y gracia nos refleja las características de un maestro con vocación, venciendo con pasión y alegría las limitaciones y obstáculos que se interponen en su misión de educador.




La palabra vocación viene del latín “vocatio, vocare” que significa llamado. Es el llamado a un destino a cumplir en la vida. Es el llamado a servir a una causa, misión, actividad o profesión, en la cual la persona se sienta realizada, experimente profunda satisfacción y aporte con su buen desempeño, una importante contribución social.
Cuando hay vocación, hay amor al trabajo y cuando hay amor al trabajo hay ansia de aprender, deseo permanente de conocer. “No conocemos en verdad más que aquello que amamos”(Goethe). 
Quien trabaja con amor, es feliz y se siente realizado. Quienes trabajan sin amor, sienten el trabajo como una carga pesada que está obligado a llevar.
Quien tiene vocación de educador, enseña con calidad. No admite mediocridad, ni cosas mal hechas. Busca la perfección, cultiva en sus alumnos sed permanente por saber y superarse.
Un profesor con vocación aprende de los libros, pero también de sus alumnos, mediante clases dialogadas y participativas, que da oportunidad a todos de expresarse y respetar la opinión de los demás.
Un profesor con vocación no es el loro que repite lo que aprendió, para que sus alumnos repitan lo mismo de memoria, sino que recrea el conocimiento en función del interés y la compresión del estudiante.
Como profesor universitario, siento la necesidad de entregarnos a formar maestros con vocación, que eleven la calidad de la enseñanza. Precisamos atraer a jóvenes con intereses y aptitudes para la educación y ser más rigurosos en los procesos de selección de los futuros maestros de Nicaragua, con base en su talento, inclinaciones, valores y cualidades morales. Así contribuiremos con éxito, a elevar la calidad de la educación nacional y a construir un futuro mejor para nuestra patria.

FUENTE:EL NUEVO DIARIO/ LIC:RENE DAVILA /120112

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