jueves, 28 de agosto de 2014

Las inteligencias múltiples en el aula

Todos somos hábiles en una o más áreas, tenemos diferentes aficiones y aptitudes y reaccionamos de diferente forma; en ese sentido la Teoría de las Inteligencias Múltiples (IM), de Howard
Gardner, nos ofrece una orientación para identificar las capacidades de nuestros estudiantes y ayudarlos a potenciarlas desde la escuela.

Como docentes es necesario que reconozcamos la presencia de distintas inteligencias para poder adecuar no solo los contenidos, sino también, nuestras metodologías y estrategias respetando y valorando las diferencias. El docente que tiene en cuenta las capacidades y destrezas de sus alumnos, no solo enseñará con equidad, sino que promoverá distintas competencias en ellos porque la escuela debe tener una visión más integradora de la persona del estudiante, más pluralista de la mente y reconocer las muchas facetas de la cognición, donde cada persona tiene diferentes potencialidades y estilos cognitivos.

Indicadores de IM en el aula

Como sugiere Thomas Armstrong, un buen modo de identificar las inteligencias más desarrolladas de los alumnos consiste en observar cómo se “portan mal” en clase: “El estudiante lingüístico hablará cuando no le toca; el alumno muy espacial no dejará de garabatear y de soñar despierto; el interpersonal se pasará el día estableciendo relaciones sociales; el cinético-corporal no dejará de moverse, y el naturalista podría llevar un animal a clase sin pedir permiso”. Y es que a través del comportamiento transmitimos la forma en que aprendemos porque es así como nos resulta más natural.

Otro método de observación es prestar atención a las actividades en las que invierten su tiempo libre en el colegio. Es decir, ¿qué hacen cuando nadie les dice qué tienen que hacer? Si dedica algún tiempo en sus clases a dejar que los alumnos elijan entre varias actividades, ¿cuáles escogen?, ¿los libros?, ¿los juegos en grupo?, ¿el dibujo?, ¿los trabajos manuales? Si observamos a nuestros estudiantes en estas actividades de su elección, aprenderemos mucho sobre el modo más eficaz de aprender de cada uno.

Otras fuentes de información son los colegas de áreas diferentes a la nuestra, reúnase periódicamente con ellos para comparar observaciones. Es muy probable que un alumno que va muy lento en una asignatura sea uno de los mejores en una clase que requiere inteligencias distintas.

Actividades propuestas

Este modelo de aprendizaje no tiene como objetivo decidir a qué grupo exclusivo se pertenece, sino evidenciar las potencialidades de cada uno, fomentando la inclusión y brindando a todos la oportunidad de verse a sí mismos inteligentes. Presentamos algunas actividades que pueden ayudarnos a identificar y reconocer algunas inteligencias que nos permitan orientar mejor nuestra práctica en el aula.

  1. Día de los profesionales. Invite miembros de la comunidad a la clase para que hablen de sus trabajos y contextualice esta actividad dentro de un marco de inteligencias múltiples.
  2. Exposiciones. Exponga los trabajos realizados por los alumnos que requieran el uso de cada una de las ocho inteligencias: ensayos, dibujos, proyectos, simulaciones, etc.
  3. Mesas de inteligencias. Disponga ocho mesas, cada una etiquetada con una de las inteligencias. Coloque en cada mesa una tarjeta de tareas que indique qué deben hacer los estudiantes (un ejercicio de redacción, un dibujo, una tarea de construcción, un trabajo en equipo, observar un animal, etc.). Indique que se dirijan a la mesa que consideren representa su inteligencia más desarrollada, a un aviso o sonido deberán cambiar de mesa, continuar el proceso hasta que todos pasen por todas las mesas.
  4. A la caza de la inteligencia humana. Se basa en la idea de que cada uno de nosotros es un “cofre del tesoro” lleno de dotes especiales que son nuestras inteligencias. Cada estudiante recibe una lista de tareas y a una señal buscan a compañeros de clase capaces de realizar las tareas de la lista.
  5. Historias, canciones y juegos. Invente su propia historia, canción o juego para enseñar la idea de las inteligencias múltiples. Por ejemplo, “puede crear un cuento sobre ocho niños, cada uno experto en una inteligencia, que no se llevan demasiado bien y que se ven inmersos en una aventura que los conduce a unas lejanas tierras mágicas. En cada tierra se enfrentan a retos que requieren la inteligencia única de un niño. Al final de la historia, los ocho niños son capaces de realizar una tarea única porque unen sus talentos o inteligencias” (Thomas Armstrong).

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